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sábado, 27 de agosto de 2016

Los principios del columpio


Hay corajes que no amansan solamente
con obliterarlos a tiempo,
como el despertar por la mañana
inspirado
sintiéndome pseudopoeta,
uno de tendencia progre y psiconauta,
uno de esos cocinillas a destiempo que,
como pseudocientífico acartonado
se enreda entre sus versos,
como atrapado
entre el paradigma dominante y el escalofrío del “diverjo”

Ahora,
un viejales de comienzos,
sueño todavía
con la chica hippie de las fiestas,
la que nunca me hizo caso

Aún recuerdo
la propiocepción de mis sudarios
al cansarme de mirarla por indispuesto

Olvidado el momento
en el que la deriva del logaritmo de mis tránsitos
mutó el pokémon de todos mis sigilos zodiacales,
para llegar a ser un pseudotrader encubierto,
trabajando a destajo
durante tres largas horas al día,
con las dispepsias de los mercados especulativos de casuales,
aplicando a raja tabla los principios del columpio,
pese a seguir siendo
un atolondrado asalariado de las desacomodaciones sociales,
y en el fondo,
uno más de esos
de a los que se la suda si te enfadas pero,
más en el fondo todavía,
un atragantado por el deseo de volver a verla,
indiferente y hermosa,
sonriendo en la clase de pretecnología,
con las manos manchadas de tinta china,
pintando las paredes con flores de prisas,
con futuros de emociones silvestres,
como en los cuentos que se cuentan por primera vez,
como en las historias de las esperas
que siempre acaban bien

Ahora,
por esas extrañas relaciones de la deriva de lo obtuso,
las de los agujeros de gusano de las reproducciones sociales,
las gestadas en el currículum de nuestras infancias,
las de las cuerdas cósmicas de lo presuntamente voluntario
anudado por los dogmas de la manipulada fe,
la sigo contemplando
trenzando futuros
de pluriversos para lelos

Enredado
entre las cortinas de las paradojas de diario,
casi siempre opacas,
y los delirios fractales de las fosforescencias del armario,
comulgo de las geometrías oscuras del "te sigo"
y de los principios de Dilbert,
reformando las frases oscuras
de los portales primigenios de mis miedos

Reconfortado
porque ella también me sigue inspirando
para amasar más y más dinero,
especulando en los parques de los destinos infames,
entre suburbios de comienzos y ecos de finales,
porque,
aunque uno se esfuerza por cambiar,
nunca logra parecerlo

Reverberaciones de emociones sin nombre,
musitan estrofas de la banda sonora de Hair
entre las pelusas prendidas en el rincón de las esperas,
con las máscaras de yeso de nuestros lunes,
volviendo a las asambleas de los pasillos,
las que nos enfrentaron
a los cambios de los programas de nuestras carreras,
porque,
todo se impregna de la rutina de siempre,
la rutina del himno corolario,
la que nos retorna al pasaje de nuestro 1984,
en el que
sólo se me daba bien una cosa,
quizás por eso de los tropiezos de lo humano,
en los que siempre se siguen repitiendo los errores
de las edades del hombre





Comentario modificado en respuesta a “Vuelven a ganar los malos” en SuperBogarde, el blog de los no refranes...o algo así






2 comentarios:

  1. Jo, es demasiado bueno para que una simple repuesta este a la altura

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    Respuestas
    1. Me pierdo
      por el presunto vasallaje de la ofrenda,
      porque tú eres el verso de su conmoción.
      Seguiremos reptando
      entre los surcos de los lapiaces de los destinos infames

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