Despertado
que no despierto,
en una mañana de corrales sin gallo,
una de esas,
que no despierto,
en una mañana de corrales sin gallo,
una de esas,
de
fichajes del rosario,
de cambios de turno preferentes,
de encontrarse frente a un superintendente,
el oligarca de los cargos intermedios,
el oligarca de los cargos intermedios,
plantado frente al supermercado del ascenso,
asiendo en sus manos
asiendo en sus manos
un quintal de tetrabriks
de caldo de pollo,
de verduras y de carne arrancada a bocados,
con sus tiras musculares masticadas,
con sus tiras musculares masticadas,
a la zozobra
por unas calles sin nombre
Caducos cuencos
de consumos sin cazo
estiran sus ecos
hacia unos escalones sin pisos
Una vieja
institucionalizada,
de pensión precipitada,
Una vieja
institucionalizada,
de pensión precipitada,
grita desde el desquicio de una ventana
hacia la policía improvisada del siniestro
hacia la policía improvisada del siniestro
Sabe a poco lo caduco de estas fechas,
Pero más los mimos
de la angustia de lo ciego
Cuando estás solo
de la angustia de lo ciego
Cuando estás solo
frente a un supermercado,
con comida tirada por el suelo,
con tus hijos comiendo pan con sueño,
y al día siguiente,
un contenedor de basura con candado
frente a la misma vieja sonriente
coreando la banda sonora Holocausto,
con comida tirada por el suelo,
con tus hijos comiendo pan con sueño,
y al día siguiente,
un contenedor de basura con candado
frente a la misma vieja sonriente
coreando la banda sonora Holocausto,
y una chapa reluciente en la solapa
rezando a la angustia del buscado
"ciudadanos policías, somos todos"
"ciudadanos policías, somos todos"