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viernes, 22 de noviembre de 2013

Cometas


A veces,
la consecución de nuestras metas
estila sombras alargadas
y se antoja etérea

Pretendemos
mientras mantenemos
la mirada fija,
sobre un horizonte enrarecido,
tanto por su domesticación
como por el ruido de fondo

El mismo ruido
que cauteriza nuestros logros cotidianos,
tras los roces cálidos
que resurgen
con cada encuentro masturbado

Ensimismados
en el letargo autoinducido
de nuestras deflaciones personales,
las que nos llevan
siempre
a ninguna parte

Metastásicos
mermados,
místicamente
modulados,
malogrados
por nuestras cometas,
etéreas tretas
que siempre
huelen a comienzos








miércoles, 20 de noviembre de 2013

Los cortejos del acogimiento



Profesión:
enfermo mental,
cursaba el sargento Golzalvo,
alias
el legañoso,
durante la regularización formal
de aquel corpúsculo social
que se sumió en el abandono

Una deshumanización grotesca,
finamente decorada,
por todos esos cortejos del acogimiento,
que acostumbraban a concluir
con un sentido:
"aquí no pasa nada"

Aquellas monjitas
no fueron las culpables
o ¿quizás si?
aunque
si lo fueron,
seguramente lo fueron menos
que el evangelizador castizo,
torturador y sodomita
que perforaba sin complejos
las infancias de su fe

Fueros regios
de virtud y desmesura,
desbastados 
entre los estigmas,
con cada giro,
con cada envite perturbado,
con cada epístola diamantada
de Hilti revolucionada,
chirriando herrumbres
que sonaban a excomunión

babea,
babea,
perra mía,
bozal de mis espuelas,
risco de mis ansias,
velo de mis ceras

Los 16 internados
fueron reclutados,
adscritos
al cordón monoversal
del ser dignos ciudadanos,
ahora ya,
con su DNI,
con su documento homologado
de tonos grises
y flecos azulados,
con sus banderitas a juego
y sus símbolos patrios

Un documento
rezumante de viejas quimeras,
agüero de polvo craso,
baluarte del don de ser,
del ser prófugos rescatados,
ahora también
llamados a filas

Bufones uniformados,
vejados,
que acabaron siendo carne de atentado,
en aquellos vientos de los años colaterales,
con todas aquellas construcciones ponzoñales,
que a algunos 
les costaron la vida

Orgullosos
rescatados
de lustrosas piñatas postizas,
reventadas
sobre las sombras
de sus adoquines

Hoy,
la burlocracia
les hace justicia,
como lo ha hecho siempre:
con la enfermedad,
con la corrupción,
con las torturas espaciales
de gorilas funcionales,
guarecidos
en las mazmorras
de sus indultos

Insultados,
siempre,
por las iracundas falanges
de nuestros peldaños,
por las enervadas plumas de sus escribas,
con la reverberación de los donantes 
de estos tiempos rancios,
entre papeles mojados,
y los eructos
de la extremaunción
de nuestras libertades