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sábado, 30 de junio de 2012

Esperando un simple gesto



Asaeteado
por punzantes falanges de reproches,
quedo perplejo
a los pies del monolito a tu tormento,
esperando un simple gesto,
un lamento que me diga que estás vivo,
vivo y coleando,
cual lobezno preparado,
reculando
para emprender una última acometida,
arropado
al abrigo de la cálida manada,
con un último aliento de gloria,
entre la jauría de los lobos conversos
dispuestos a todo por un hermano,
antes de verle partir
hacia el merecido descanso
de los cánidos salvajes,
entre regueros de sangre
versos
y espuma,
desde el quicio de los imposibles,
sin lamentos,
sin reproches,
siempre libres


(Dedicado al guardián de las historias, lobo herido y poeta)

sábado, 23 de junio de 2012

Comulgando recuerdos


Hay tardes
en las que paseando por los aledaños de mi madriguera,
regresan a mí los perdigones perdidos del pasado,
esas imágenes afincadas
en contextos homólogos
al transitar por lo cotidiano,
por la apatía de un día cualquiera

Momentos,
con la misma intensidad y espectro lumínico
que aquel día y sólo aquel,
con aquellas emociones y sólo aquellas,
en el seno de una confluencia electromagnética
en el que la luz,
reflejada ahora en el charco de las ausencias,
se difracta
en inquietantes iridiscencias rotas
entre las hojas de los árboles del camino,
con ese sonido quebrado
por el pisotear de hojas secas
durante nuestro acompasado y caduco peregrinar,
divagando por los recuerdos entumecidos
de nuestro consolidado vector
espacio-temporal

En este instante,
mientras escribo este...
llamémosle poema,
el borboteo de unas lágrimas que no acaban de brotar
me quema los ojos,
me evoca
que ya no hay vuelta atrás,
que los sonidos y la luz
y todo lo demás
que acompañó a eso que parecía nuestro,
ya no está,
como el día aquel
en el que mi amigo Jaime,
buscando sus gafas graduadas cayó al mar,
desde el acantilado;
como cuando hambrientos y perdidos
pero vivos como nunca,
devorábamos erizos de mar
y pulpos destripados a lo vivo,
con la adrenalina supurando por nuestros poros,
y aquellas risas de felicidad maniforme
que no se borraban de nuestras caras,
mientras contemplábamos el mar,
allá,
desde las rocas,
en el momento en que Oscar,
cual autoproclamado ejecutor del señor de las moscas,
decidía empalar aquel amasijo de tentáculos prominentes
que sólo imploraban la clemencia de los dioses,
para asarlo a fuego lento
y alimentar el germen de nuestros pecados,
al abrigo de aquel atardecer de cigarras,
con la compañía de la indómita tramontana,
a los pies
del que fue el mítico faro
de La luz del fin del mundo



(Para Jaime y Oscar, desde el geosinclinal de nuestros vientos)




sábado, 16 de junio de 2012

La noche de nuestras primaveras


Nostalgias,
de aquellas tardes primaverales entre iguales,
de  adolescentes incandescencias sagitales, 
en las que nuestros vicios eran nuestras virtudes,
sonrosadas y con alas

Cosmovisiones desterradas
por los arquetipos míticos de nuestros mayores,
desde sus abotargadas autocomplacencias 
de moral ciega,
heredada
en el canalizado peregrinar
de una cultura cristalizada,
en singular,
y de todo lo fagocitado como  tradicionalmente universal,
incompatible con un abrirse de orejas
en el salvaje fornicar
perpetrado
entre nuestras accisas y nuestras coordenadas

Paralizados,
desde el precipicio del desamparo,
en una progresión aritmética con lagunas,
congeladas
por el gélido etnocentrismo que crionizó el iris de nuestros arcos,
contemplamos unos nuevos amaneceres totalitarios
llenos de lágrimas secas y cristales rotos,
en la cuna de nuestras culturas,
en plural

Deconstruidos,
con nuestros valores flexibilizados
en el oscuro urdir de la globalización del desamparo,
vemos difuminar nuestras identidades sociales
en la bruma de las entelequias mediáticas,
al son de una equinomorfa colonización económica
con aires de crisis troyana,
en lo que podría ser
una última noche de antorchas
para nuestras primaveras


sábado, 9 de junio de 2012

Mezquindades sacralizadas


Desde el vomitorio de una última cena
resuenan ecos de espasmos consagrados,
mientras la arcana triada de mis plegarias
vaga despedida
por el desquicio de las puertas de los cielos,
desvirgada por una inmaculada inocencia,
expedientada por su ausente presencia
en el seno de La Familia,
a los pies de los grandes capos
de la gran inmobiliaria de almas,
del monopolio de las liberaciones incautas,
de las fortunas fermentadas
a golpe de trepanación,
hasta llegar
a estos días de crisis sistémica
en los que la caridad
cuelga erecta
desde los puentes oscuros
de las mezquindades
sacralizadas



viernes, 1 de junio de 2012

Nuevos despertares

Hipnotizado soñar,
de trémulo ondular
entre tus enmarañados rizos

Analizando con una lógica difusa
tus patrones fractales,
en el orgásmico devenir
de impulsos versados
que eclosionan tras la metamorfosis

de nuestras acarameladas rimas

Un divino caos de impulsos eléctricos
y convulsiones atemporales
que trascienden la bidimensionalidad

de nuestros sinuosos trazos

Desdibujados
sobre el  cuarteado lienzo de las emociones,
sobre ese producto final
repleto de caminos transitados,
truncados

y reinventados

Rotulados
sobre los esbozos de los imposibles
que dan nombre a la abstracción de nuestros versos


Florecemos
con cada nuevo amanecer de poemas,
en una sincronía distante que enmudece lamentos
y apaga soledades,

que construye tempestades
y las diluye entre lágrimas de miel y sal,
terminando por precipitar
sobre nuestros maltrechos teclados,
amplificando nuestras voces
en la virtualidad
de unos nuevos despertares



Comentario modificado en respuesta a: "Día Setenta y cinco" en Los santos no inocentes)