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miércoles, 30 de julio de 2014

La mala sangre


Cúrcuma adherida 
al peciolo de un país desangrado
por un mal uno

Puerco ojeroso
autoproclamado Duce

Cachondo de la patria
por artiodáctilo
y por vampiro

Mala herencia
de la insana hambre,
de dependencia devastada,
de sanidad aniquilada,
del defensor del pueblo acallado,
nominado loco 

¡Loquiiisssimo! 

Manipulación
de la nimiedad de la mentira

Vendidos,
privatizados,
regalados,
entregados,
usurpados y exterminados,
entre las arias de nuestras razas,
digo castas

Viejo verraco y madre cerda,
gorrinos,
cochinos y cochinillos,
lechones y cochas,
no me habléis más del cautiverio de banderas

Yo cerdo campestre,
sin saber de patas negras,
un vulgar saliente
de rabo encorvado y hocico fino,
me gusta campar lozano
por los belloteros
y por las oliveras,
por las mañanas de esta mala saña,
con la castaña y la ictericia
que me condena,
por las malas gracias,
y por las sinvergüenzas de holocausto

Manzana perpetua echaba,
manzana malsana
y sin gusano








domingo, 27 de julio de 2014

Uñas negras


Uñas negras
por el recuerdo atrincherado
entre la base sensible de la carne
y la queratina fría

Un intento
de no perder el sedimento del esqueje
de esa soledad marchita,
que no comparte ni el perdón

Una autocompasión que grita hambrienta
desde el dermatoma de nuestro hígado,
subiendo hacia el esternón
para girar luego hacia la espalda
y quedarse para siempre

Cada vez que contemplo una vieja foto
con sus recuerdos y sus promesas,
con sus risas y sus sombras,
y con aquellas coloridas cometas
que nunca más retomarán el vuelo

Esos días
no me corto ni las uñas,
ni me afeito,
ni me lavo los dientes,
porque quiero conformarme como abono sucio
desde una constricción
que abrigue el abrazo de la culpa,
si es que fui culpable de algo

Sucio,
y con las uñas negras




jueves, 24 de julio de 2014

Chihuahua


Vanesa: ¡Jo, tío! la vida es una puta mierda. Nunca tendré amigos.

Damián: pero cariño..., me tienes a mí.

Vanesa: ¡... pero qué coño dices tú ahora! 

(En los tres segundos precedentes sólo se oyó a Damián tragar saliva)

Vanesa: ¿sabes si en la protectora de animales matan perros?

Damián: no..., no lo creo, quizás sólo en casos excepcionales.

Vanesa: ¡Toma! ¡aguanta a Cuqui! 

(Cuqui, un pequeño chihuahua color canela, de ojos saltones, ansioso y tembloroso, como desconcertado, con la mirada bizca y perdida por las contradicciones de sus citas)

Damián: pero cariño... ¿Dónde vas ahora?

Vanesa: a tirarme por la ventana...

(Anuncia Vanesa en voz bajita y monocorde. Impasible, con la mirada al frente, caminando hacia la portería y sin girarse hacia Damián)

Damián: pero... cariño, si vivimos en un bajo, con dos ventanas que tienen rejas

(Vanesa, girándose bruscamente, se contornea compulsivamente desde el mullido alboroto de sus caderas a ritmo de ofuscación, tirándose de los pelos, subiendo y bajando sus enormes pechos desde la bisagra ilíaca, pendulando al compás de las sibilancias y de aleatorios gargajos de pura condensación. Mientras Damián, perplejo y descolocado, va aprisionando el delicado cuerpecito del perrito, aplastándolo contra su imberbe y huesudo pecho, hasta proyectarle los asimétricos ojitos desde la cuenca de sus diminutas órbitas)

Vanesa: ¡lo ves...! ¡Hasta eso me sale mal!

(Los ojitos del chihuahua, salen disparados en trayectoria balística, por una presión inversamente proporcional al amor de su verdugo, rodando rebozados por las pelusas del suelo, hasta el vértice de las eles inversas que convulsionan a su dueña)

Vanesa: ¡aaarrgghh...!

(Vanesa sufre un chungo, deshaciendo su última ele hasta aplastar los dos ojitos con su ahora cianótica cara..., mientras tanto, Damián sigue paralizado, dejando caer lentamente el flácido cuerpo del perrito, relajado los brazos... tragando saliva, para luego, salir corriendo hacia el edificio más alto del vecindario).




miércoles, 23 de julio de 2014

Electro '35


Me hago eco
del defecto de forma del proceso,
aunque le tengo que decir al lustre de tus simas,
que no siempre fui tan lento y torpe como ahora

Me cuesta definir el lastre de unos objetivos
conformados con cristales moldeados,
con lentes asféricas pulidas a mano,
y amalgamas de tierras raras
de denostadas toxicidades
presentes y futuras,
por los siglos de los siglos...

A estas alturas de las depresiones y de las prestidigitaciones,
me sigue costando seguir el paso
del simbionte tecnológico
en el que mutaron las luces y las sombras del recreo de mis negativos

Creo
que le perdí el buen tiento al zalamero soplo del progreso,
a todo eso del seguir progresando,
asiéndose a las asideras de la estrenuidad,
a las de la obsolescencia compulsiva,
a las del comprometido abrigo de las pelusas del ombligo
que frisan
por sus escándalos y por sus éxitos casuales
antes de su última decantación

Sé que me desarmo fácilmente
en las excelsas piezas de un mecano desmontado,
de todo lo mecanizado y de lo eléctrico,
de su exigua construcción

Sigo haciendo,
para hacer que sigo siendo moderno,
volviendo a aprender a hacer y a dejar de hacer,
lo que ya hacia

Me cuesta adaptarme a ese digno proceder
que me orienta hacia las ubres
las del nuevo hato de interrogantes anodinos,
que mugen
desde su adscripción acrítica
las virtudes de cualquier exabrupto sopero
que engalane la coherencia,
de la linealidad evolutiva del exceso

¿Hablamos de dogmas de fe?
No lo se

Sólo se,
que esta es una historia de consumición
y de consumirse hasta de los buenos días,
desde el siempre omnipresente:
"ya lo tengo"

Llegados a este punto
no me gustaría ser confundido
por un hacer que hago indefinido,
porque,
no es que no crea en la tecnología ni en su ciencia,
simplemente
dudo de la fragilidad de su singularidad,
de ese carácter previsiblemente sólido
que a veces
nos sorprende

¿Procesos de manipulación?
No lo se

La pesadilla
grita a la atolondrada alondra en el despiece del mercado:

¡Hazlo porque todo el mundo lo hace!

Cómprame otro quilo de improperios
y de regalo
una ramita de romero

¡Pa la buena suerte!

Antes
igual que ahora,
la tecnología se creaba a imagen y semejanza del exceso,
porque
el absceso de la desintegración social
duele más que la uniformidad acrítica del proceso

¡Porque todo el mundo lo hace!

Hace tiempo
que me hice lento y torpe,
pero antes de eso,
ya se había publicitado y mundialmente popularizado
la moderna y cromada Yashica Electro 35

Aquello fue
por allá por el '69

La Electro'35
nos enseñaba donde estaban la derecha y la izquierda

Nos enseñaba a abrir diafragma
y a cerrarlo,
a aguantar la respiración
hasta oír el clic del disparo,
y a salir corriendo

Eran los años de los grises,
los de los tricornios y sus desapariciones,
los de las estigmatizaciones del DSM-III
y los de la invención de conceptos
como el de "familia tradicional"

Era la época del correr y correr
para crujir las aleatoriedades del mayo del '68

La Yasica Electro '35
lucía el logo del atomismo y del átomo

Un logo que nos decía algo,
algo que sonaba bien,
que sonaba a científico y a moderno,
a la ciencia de lo radiactivo,
a algo que tocaba en aquel momento,
como los aislamientos de amianto de las paredes del colegio,
como los tejados de uralita de nuestras horas de recreo,
como las amalgamas de plomo moldeadas en la boca
o como mi magnífico "GilbertAtomic Energy Lab” ,
el inicio del receso
el de mis sumas,
el de mis restas
y el de mis sesiones funestas
por las multiplicaciones de mis células

Ahora lo llaman
álgebra del cáncer
y de la radiación

Cosas útiles y modernas que nos exponían en las sombras
para revelarnos sus luces
treinta años más tarde

Un efecto conformado
como el de la Electro'35,
que lo hacía todo,
todo menos enfocar,
porque se enfocaba a mano
por esas cosas de las telemétricas y de sus telémetros

Uniendo líneas para perfilar contornos,
como una forma de proceder y de pensar,
de una manera concreta
sin automatismos digitales,
ni asunciones de inercia obtusa

Algo
que podíamos hacer con nuestras propias manos,
y con nuestras voluntades,
pensando,
sin pedir permiso

Hoy
como ayer,
por eso del pulsar botones,
del encender y apagar suplicios,
del elegir programas que no siempre se cumplen,
del no enfocar con nuestras manos,
por todo eso del autoenfoque,
por el perderle el tiento al procesado,
o lo que otros llamaban revelado,
nos adulteramos
y nos programamos
 
Cómo explicar sino,
el aceptar la sumisión sin costuras

Como explicar sino,
el aceptar la represión sin coberturas


¿Estamos anestesiados?
No lo se

Ahora
cuando saco mi Yasica Electro 35 a la calle
siempre hay alguien que pregunta con sigilo:

¿Le sale caro eso de llevar a revelar?

Siempre le respondo con un gesto
moviendo ligeramente la cabeza hacia un lado:

Se revela en casa,
y cuando no hay pasta
se revela con cafenol



sábado, 19 de julio de 2014

Somos lo que somos



Encorvada
con la brava forma
de una sinuosa horma que atenaza,
que me sabe a Antero,
que me imbrica los alaridos con las salvajes ansias,
abrazando con más fuerza,
para asestarle más mordiscos a la almohada,
a ritmo de degüello 

Abriéndome 
con el arqueado cuello
que le aúlla mis senos a la Luna

Brisa de sopor,
nido casual,
sucumbiendo a la tangente,
susurrándome al oído
dulcemente:
"somos lo que somos"


Gracias por todo Antero, y suerte