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viernes, 19 de octubre de 2012

La última cena de vampiros


Me despido,
caminando decidido hacia un destino de voluntad incierta,
que no cesa de gritarme a los ojos
diciéndome que cambie de rumbo,
que no cesa de recordarme
que los despojos de mis poemas ya huelen a tierra,
que me repito más que una ristra de ajos
en la cena de unos vampiros ciegos y anósmicos que piden sangre,
que piden sangre de vírgenes a gritos,
mientras brindan con sus coaguladas copas por el fruto de sus ansias,
por la hemoglobina compartida en antiguas vendimias,
por sus solemnes cacerías sin tregua,
en esta que será la última cena de sus noches sin Luna,
en la que será la última noche de sus eternidades hipolumínicas,
porque ya no habrá bancos de sangre que los alimenten,
porque ya no habrá más vírgenes que laman sus heridas,
mientras se marchitan
hasta ennegrecer




jueves, 18 de octubre de 2012

Segundo plato



«El Leviatán deja un rastro brillando detrás: se pensaría que la

profundidad ha encanecido.»


Libro de Job


Discurro por callejones sin sentido que me llevan a ninguna parte, perseguido por una desvirtuada obsesión por encontrar al Leviatán, la encarnación del mal moldeada por el Creador. El Creador de nuestras dichas y de nuestras desdichas y de esta enfermiza obsesión que me corroe desde siempre. Una obsesión que no cesa de espolonear mis imposibles, de liberar mis dependencias, de trastornarme hasta devorar mi propia carne en la última cena de nuestro Armagedón. El Armagedón de nuestras crisis. Devorado como segundo plato del menú: salteado de Leviatán, Behemoth y Ziz, acompañado de finos vinos y de la total indiferencia por nosotros mismos, en la anunciada cena de nuestros sinsentido.



martes, 9 de octubre de 2012

El único verso de nuestros poemas


Horadando el por qué de tu mirada,
sucumbo ante el ocaso de mil soles eclipsados
desde una densa antimateria teorizada,
que vaga desquiciada
entre las nebulosas de nuestras aquiescencias,
hacia la incineración total del pluriverso conocido,
encapsulado y liberado cada cuatro años
tras la criogenia informativa
que desfalca nuestros astros,
nuestras voluntades bombardeadas
desde una presuntuosa estrella de la muerte,
que subyuga el andrógeno hidrógeno de nuestros helios,
hasta convertirnos en una estrella roja moribunda,
en la supernova del fundido en negro sin finales,
en un púlsar abandonado en el Universo monoverso,
en el que la sentencia: “El trabajo os hará libres”
será el único verso de nuestros poemas



lunes, 8 de octubre de 2012

Adoración


Perdóname,
porque yo te adoro
Adoro tus finas curvas
festoneadas en el fluir de las esperas,
con la calma tensa
que quiebra un árbol
que resistió a la tormenta

Saboréame
la sal de las herencias,
porque yo soy adicto al néctar
de tus sismos

Abrázame
con un trenzado de púas y esparto,
que lacere mi carne con tus dedos y brazos,
despedazando la catatonía tumoral
que paraliza mi voluntad de seguir

Sondéame,
mientras tu aliento
calma el dolor de mis costuras,
ulceradas por la distancia,
pertrechada
en la tensión superficial que nos separa

Contornéate en mi boca,
sedienta de carne y espasmo,
ansiando vibrar entre tus comas,
con una tensión fractal

que arranque los interrogantes nuestras dudas,
porque hoy soy 
lahar

en el volcán de tus desmayos

Créeme,
quizás yo no soy lo que esperabas,
pero adoro la inspiración de tus poemas,
hipocentro de mis sismos,
el vibrar con tus relatos,
con tus sueños
y tus vicios




domingo, 7 de octubre de 2012

Feromonas de peluche


Agazapado,
desde el abandonado terrado de mi nicho hipotecado
entre un bosque de antenas oxidadas con inclinaciones caóticas,
escucho los maullidos de unos gatos perturbados
por celo desatado de una gata confinada,
una gata condenada a su eterna masturbación
con el osito de peluche
de un niñito enamorado
de ese olorcillo almizclado
sin el que no podría soñar,
sin el que no podría succionar
la metamorfosis de la vida,
esa esencia compartida
en un cosmos animal,
experimentando con los sentidos,
con sus instintos reprimidos,
antes de la partida,
antes del inicio de la caída
hacia la eterna ensoñación,
hacia la credulidad confinada,
hacia el caminar con ojeras por los pasillos,
haciendo lo que todo el mundo hace,
haciéndolo porque toca,
porque toca gozar
o creer que se goza,
comiendo para trabajar,
trabajando para follar,
ahorrando para morir
hasta compartir un nicho
con los cadáveres de tus abuelos,
de tus bisabuelos y tatarabuelos,
de tus trastatarabuelos y pentabuelos,
de los que tú no recuerdas ni los nombres,
y mucho menos sus caras

Un día,
mientras entierras a tu padre,
ves como dos sepultureros apilan los huesos de tus parientes,
sus pelos enmohecidos
y sus uñas sueltas y retorcidas,
con la intención de hacerle sitio,
y presuntamente compactarlos hacia el fondo del cubil,
Cuando uno de los sepultureros,
el gordo y casposo que masca tabaco negro,
te pregunta:

¿Le importa que metamos los huesos dentro del ataúd?

... y piensas:

¿Encima de mi padre muerto?

¿Con aquel osito viejo y sobado que olía a rayos?

Te estremeces,
y decides abrir la caja de madera,
guardarte el osito de peluche en el bolsillo,
y decirle al sepulturero con una voz quebrada,
pero alto y claro:

¡Proceda!




sábado, 6 de octubre de 2012

Anticristo y otros descarriados


Se me cae la dentina de las pestañas
mientras sacudo el opio acumulado entre mis adoquines,
junto a unos íncubos y súcubos saltarines
que copulan en la sacristía
y en lo que fueron los confesionarios
de una iglesia desconsagrada,
iglesia reverenciada por los seguidores de un Anticristo,
ahora metamorfoseado

Un Anticristo almidonado,

almidonado y sin dientes,
sodomizado noche tras noche,
postrado a cuatro patas y babeando en el cáliz de sus pecados
mientras se le imputan todos los males del mundo,
todos los males pasados,
presentes y futuros,
todos los males callados,
y los gritados en los nueve infiernos
por ser el cabeza de turco de los venerados,
de los apostados en las peanas,
a los que se les ofrendan las flores,
a los que se les encienden las velas
en las liturgias subvencionadas
y avaladas con la usurpación de bienes comunes,
ejemplos inmorales
de una moralidad sesgada,
manipulada e instaurada,
por el poder oculto
que pretende controlar el mundo

Un Anticristo abandonado

al infortunio del estigma,
sin el amor de su mamita,
sin el calor de su papito,
sin caridad ni clemencia alguna,
porque él es el proscrito,
sin posibilidad de recurrir sentencias,
sin redención,
porque
esto es lo que hay por aquí,
porque funcionamos así,
a imagen y semejanza de nuestros constructos,
de nuestros vetustos imaginarios,
por dogma de dominación suprema,
identificados en cuerpo y el alma,
con esas dicotomías simplistas
que dividen la pluralidad del mundo
en el dentro o fuera,
en el blanco o negro,
en el bueno o malo,
hasta partirnos en dos




(Comentario modificado en respuesta a: "desdiente" en Sarco Lange)





viernes, 5 de octubre de 2012

Trazos


Algunas noches,
me sumerjo entre los infundíbulos de una inspiración pasada,
perfilada por los finos trazos que delimitaban el migrar de las estrellas,
entre la luminiscencia residual de su estela dibujada
por una cronometrada rotación heliocéntrica
entorno al eje de las referencias,
las de nuestro pisar el suelo mientras estamos quietos,
con el irreverente destiempo que corea la progresión de mis tumores,
las lumbalgias de mis excesos derrotados,
y unos flashbacks que me saben a dietilamida de ácido lisérgico,
a los posos enquistados entre las sinapsis
de aquel hippie colgado,
las de aquel idealista encandilado
con el soma de sus flores,
con el soma de sus hongos dorados,
en aquel bosque de hadas y elfos
o en aquella cueva de gemas y arabescos

Hablo del mismo hippie que quería cambiar el mundo,

y que ahora
acomodado,
reprogramado y socializado,
se indigna desde su Tetrix-sofá
comprado a plazos en un IKEMASDÀ
del centro comercial de sus adicciones compulsivas en familia,
del broncearse babeando escaparates,
mientras lo subastan a peso en los mercados, 
a él,
a la compañera de sus proyectos,
a los descerebrados de sus hijos,
desquiciados por unos inestables planes de estudios,
a los jadeos de su perro,
a los nichos de sus padres y de sus abuelos
y a los restos que percolan
alimentando un suelo urbanizable
regalado para montar un casino,
en memoria
de aquellos tiempos en blanco y negro
y del pan duro

Cuando retorno de mi viaje,

de mi perder la pinza mientras escribo,
me proyecto junto al puntiforme parpadeo
de aquellas incandescencias rotadas,
con la fragilidad de un pensamiento disperso,
desaliñado,
entre  mis cabos sueltos
y esa inspiración
que aparece de tarde en tarde
cada vez que abro mi cajita de recuerdos,
cada vez que huelo mis flores secas,
o cada vez  leo un blog desde mi rincón oscuro,
o recordando los flecos de las poesías
que cuelgan por mis descosidos,
entre los trazos invisibles a los ojos acostumbrados,
a los claroscuros anestesiados
por un deglutir mecanizado
en este corral que huele a muerto,
a hippy muerto,
a mujer de hippie muerto,
muerta,
a padres de hippie muerto,
muertos,
y a hijos del hippie muerto,
esclavizados,
trabajando en un casino
que juega a la ruleta rusa
con los ilegales alquilados,
prostituidos
y prostituidas,
vejados hasta la ignominia
por adinerados despistados
que no conocían la edad de los chavales,
aunque ya eran mayores de edad,
por unas horas




(Comentario modificado en respuesta a: "de ocho puntas y cristal" en missdesastresnaturales) 


jueves, 4 de octubre de 2012

Tibi dabo



iterum adsumit eum diabolus in montem excelsum valde et ostendit ei omnia regna mundi et gloriam eorum

et dixit illi haec tibi omnia dabo si cadens adoraveris me
Mateo 4:8,9 


Descordado quedo por un cabo suelto a destiempo,
descordado queda el compartir las noches del Olimpo suspirado,
del reír tus bromas en aquel cubil de los bufones,
con todos aquellos napoleones huérfanos de sus Bonapartes,
los que nos enseñaron que los ratoncitos telúricos y sin cola,
pasan visita cada noche con el psiquiatra,
colándose por debajo de su puerta
para explicarle sus historias,
delirios
y aflicciones

Noches de desheredados en tiempos de guillotinas,
entre unas cacofonías que sonaban a estornudos
y otras vivencias que colapsan el recuerdo,
de este consternado praetoriani sin salario
trémulo por cubrir ahora tus despojos
con las mortajas que bordaste en vida
tejidas con perseverancia,
amor
y gracia


En memoria de F. Ballerini