Páginas

jueves, 29 de diciembre de 2011

Un fin de año diferente



Un día más
Un día más en crisis
Un día más de caída de los mercados
Imágenes intrusivas del “ya” de antero que se suceden en mi prionizada mente,
de forma vaga y confusa
cuando alguien me felicita las fiestas
y me hace pensar en las optimistas felicitaciones de Sergio, el fotógrafo
De felicitación en felicitación y felicito porque me toca,
mientras me embarga un sentimiento de obligación que casi duele
Nos felicitamos,
y sigue el fatuo ritual de las empedradas felicitaciones
con cada cruce de miradas,
hasta llegar a mi cutrepiso
de cuarenta metros cuadrados,
donde se mitiga mi dolor con el acogedor abrazo de Morfeo
Me dejo llevar
y sueño
Sueño con extensos prados de solanáceas visionarias
que me conducen al templo de las sacerdotisas de Delfos
Sueños de evasión en estos convulsos tiempos
Sueños y caricias que se desdibujan
con cada paso de mi vecinoelefante del piso de arriba
mientras suena de fondo el “Alone again or” de los Love
Las palabras paz y amor
se imbrican con mi malogrado ritmo circadiano
Dulce siesta de tarde dominguera,
aunque es un sábado,
siempre inducida por el omnipresente Lorazepam
Siesta dominguera
que es decapitada sin contemplaciones
por la melodía de la función despertador de mi teléfono móvil,
el exabrupto “Jesus Christ Twist” retumba en mis sienes
cual taladro percutor que me vomita desde mi letargo benzodiazepínico inducido
Gracias y mil gracias, Sincopada,
por el regalo de estos acordes infernales
que me embriagan a la vez que me flagelan

Ocho y media de la tarde,
siesta decapitada,
mochila preparada
Un último minuto amargo de café
Y una sonrisa de idiota lobotomizado a medias
recordando el “café tacilla” de los Martes y 13
y al jodido Bigmouth
Que grande que eres viejo mariné-ro

Zombificados movimientos me arrastran hasta el viejo pomo de la puerta
y salgo a la calle
Noche de sombras que se contornean a mi paso,
hasta ese último portazo que suena a presidio
Otro día de trabajo en el hospital
Turno de noche
Pasan el parte de la sala
y todo parece tranquilo
Reparto ritual de medicación,
como cada noche
El alborozo se modula con cada minuto
al son de hipnóticos y neurolépticos
Sinfonía en do menor a la química del descanso

Diez y veintiséis minutos de la noche
Un silencio sepulcral se palpa en los pasillos de la sala
Silencio mortuorio
únicamente perturbado
por el titubeante deslizar de mis torpes pasos sobre el suelo
Sombras difusas dibujan formas en las paredes
y un pasillo que parece abrirse a cada paso
Algo parece moverse en la oscuridad
Un pequeño sollozo...quizás...
Lanzo un susurro ridículamente inquisitivo,
pero no hay respuesta
Se acelera mi ritmo cardiaco
a la vez que un sudor frío atenaza mis manos
Avanzo lentamente arrastrando mis tumefactos pies,
forzando una patética visión nocturna
rematada con vista cansada,
astigmatismo
y miopía galopante
Un segundo...
...dos,...
Sólo un tenue silbido
y silencio
Parece ser una falsa alarma
La brisa de una ventana entre abierta meciendo una cortina arrastrada
Susurro de viento gélido
Silencio

Once horas y siete minutos de la noche
El áspero y lento caminar
se acompasa con los fallidos intentos de cerrar el cuello de mi camisa,
mientras,
ráfagas de un coctel de aire helado y humo rancio
se estratifican en capas
por la diferencia de temperatura y densidad
a lo largo de todo el pasillo central
cuando por azar,
sin un sentido lógico aparente,
recuerdo el viento kármico de yguana rosa,
como un preludio sibilante de algún agónico terror ancestral
oculto entre las sombras

Once horas y treinta y dos minutos de la noche
Radio Gladys Palmera,
suena casi imperceptiblemente desde un edificio contiguo al hospital,
mientras un frío denso me ralentiza los sentidos
Una asociación vaga me lleva al gélido piso de chatnoir
escuchándose de fondo Louie Louie de Iggy Pop
...que imagen,
la mía, por supuesto
Otro fin de año metido entre rejas,
otro año lejos de la familia,
mientras,
a través de otra vaga asociación de la mente,
recuerdo algunos pasajes del “annus horribilis” de Sarco,
y pienso en la suerte de tener aún trabajo
en estos tiempos de incertidumbre y precariedad laboral,
cuando...
todo se disipa
Silencio
Un ruido palpitante que termina en contorsión plástica rompe el momento
Mi estómago ulcerado reclamando su carnaza
Silencio
Mi mente se queda en blanco
Sentidos agudizados de un viejo cazador venido a menos
Intuición que se transmuta en horror eterno
Un fuerte golpe al final del pasillo de central
Sollozos
Quizás otra puta cortina y una ventana abierta de par en par
Quizás...
pero un grito ahogado en llanto toma forma
No puede ser... me digo a mi mismo
Claros signos de negación de lo evidente
¡Movilízate!
Me repite una y otra vez mi subconsciente
Golpes
Gritos que desgarran el silencio
Mi corazón se rompe en dos
Taquicardia galopante
A la vez que
el cazador
se ha disipado
como el humo de un cigarrillo en la niebla
Sólo queda miedo
y un precario sentido del deber
que me impulsa a no salir corriendo en dirección contraria
Gritos de angustia y lloros descarnados
vuelven a romper el silencio de la noche como cuchillas afiladas
Cortante desesperación hecha ladrillo que golpea el frío de la sala
Mi alma,
entumecida por una contorsionada imaginación
desbastada a golpe de buril de cine de terror,
se ve carcomida por un profundo dolor pulsátil surgido del éter,
ahora Bosón de Higgs
¡Sangre, Sangre,... !
Se oye gritar desde el fondo de la sala
¿Qué he hecho, Dios mío?
Le sigue a modo de dramática comparsa
Descorazonador lamento
de un condenado a muerte sobre el suelo del patíbulo
Corro...
Corro al auxilio de alguien
Palpitaciones que dilatan mis ateromizadas yugulares
Torrente de adrenalina que seca mi boca,
jadeos y halito congelado con un toque miedo concentrado
Coctel de adrenalina, sudor y espanto
Avanzo entre sombras y luces de emergencia
que fluctúan como estelas luminiscentes a mi acelerado paso,
mientras intento retener bolígrafos y papeles dentro de los bolsillos
Me detengo en seco
con una enmohecida maniobra que pretendía ser ágil
Me hubiese gustado derrapar,
pero casi me caigo dando un ridículo saltito hacia delante,
a la vez que todos mis bolígrafos y papeles
se esparcen por el suelo
Sólo unos metros de tensa distancia me separan del tormento
Una pétrea detención del tiempo
Acelerado palpitar,
jadeos
miedo
Segundos que parecen horas
y una cara blanca,
muy blanca,
aparece entre bruma
Facies cérea de difunto resucitado
con manos extendidas y brazos adelantados en alto
Dedos largos y estirados como lápices de color rojo
con raídas puntas que brillan como rubís
Manos chorreantes de sangre carmesí
Y finos hilos purpúreos le gotean por los codos,
con tenues destellos hemáticos que se  prolongan hasta el suelo
Pulgares arriba como garfios
Mientras pienso para mí
¿Dónde estás Navaja de Occam?
porque hoy...
me quiero morir

Intento reaccionar
pero no puedo
Me pregunto inquisitivamente
¿Qué hago?
Me digo aceleradamente
¡Haz algo!
Palpo mis bolsillos
con el ansia desalmada de Cthulhu el destructor,
pero no encuentro el maldito "busca" para dar la alarma...
se me ha debido caer con la frenada
Lanzo un torpe barrido visual  por el suelo
pero sólo veo sangre,
manos y dedos
y esos ojos como canicas salidos de sus órbitas
Cera y sangre  que avanza hacia mí con cara de espanto
El paciente de la habitación 308
Psicosis,
trastorno de la personalidad,
antecedentes de heteroagresividad
Pasajes del psicópata de Toro salvaje
se proyectan en mi mente
Retrocedo dos pasos
y pienso en los protocolos
¿Que protocolos si no existen?
Intento tranquilizarle
con una lógica que me suena a la vieja del visillo
Tengo la sensación de que estoy hablando conmigo mismo
Estoy paralizado
Mientras el atormentado se encoge de brazos,
cual alienado en Tangorías de Humberto Did

Oigo un rumor y pasos descompasados tras de mí
Son mis compañeros
portando luces cegadoras que violentan la sala
Alguien grita...
¡El de la 308!
Cuando el paciente,
con una ligera exclamación que suena a lamento
se derrumba contra el suelo
cayendo de rodillas con las manos apuntando al cielo,
llorando y gritando desconsoladamente:
¡Ayúdenme...!
¡Me ha reventado una almorrana!
Silencio y desconcierto
Alguna sonrisa truncada por el desatinado momento
Solo oigo mis latidos
Sosiego
Recuerdo las dudas de jojoaquin...
...y si...
...existe una causa de muerte más ridícula que el atragantamiento?
Ahora lo se
Desangrarse en soledad por una almorrana

Reflexiono en silencio...
Un año más
Un año más sin comerme las uvas en casa,
pienso para mis adentros,
mientras suenan de fondo las últimas campanadas de media noche
y... por esas vagas asociaciones de la mente
no puedo dejar de contar doce pequeñas almorranas
entorno a esa dramática fisura anal que no para de sangrar
hielo
calma
reproches
Una intrusión del Colours de los The Sisters of Mercy
se cuela sutilmente entre mis pensamientos
Recordando el último comentario de aliona en el inframundo,
me digo a mí mismo

Feliz año nuevo

(A tod@s aquell@s que han contribuido con el calor de sus comentarios a cristalización de esta roca)


lunes, 26 de diciembre de 2011

Infelices fiestas

Turrones
huesitos de santo
sodomización de mentes y rituales de paso

Despertares de un letargo inducido
y una exacerbación de la conciencia del don

Vivencias aletargadas vividas como propias
pero desvividamente impropias

Dogmas oportunistas
atisbo de racionalidad subjetiva
en un circo de emotividad ajena
Canalización de identidades alienadas
y constructo de dominación eterna

Sacralizados días de olvido de una realidad presente,
y añoranza de lo nunca más vivido

soledad
lágrimas
suicidio

Potlach de los bienaventurados
tocando campanillas de alegría y comiendo cenizas de agonía
El día del don se acerca
la recreación de la expiación y tortura ajena

Infelices fiestas


miércoles, 21 de diciembre de 2011

Bruma


Bruma
Sonido de campanillas
acompasadas por un caduco pesar de asonante tintineo.

Delirios apesadumbrados de un cornudo en celo
contemplando el amanecer desde una esquina de perros.
Comparsa de aires viciados de azufre y salitre corrompido.

Fetor etílico
Anestesiado cajón de sastre de palpitar estirado
anhelado
odiado

Silencio
Exabrupto logarítmico de ladrillo atragantado
como hálito empedrado con cristáles de rosetón de iglesia

Botella de almizcle, sudor y dopamina caducada.
Respirar precoz y estertores de un bronquítico anorgásmico.
Una inspiración profunda
y tan sólo un segundo de lucidez reveladora
clarividencia vaga
de titubeante punzada albaceteña

Un traspiés atravesado de cabestro desahuciado
apuntalado con plegarias malsonantes
Pedúnculo de ventresca extirpado de cuajo
Cual relleno vaporoso de piñata ojerosa.

Brisa tenue de tequila añejo
y siempre su mirada
Obnubilación
Templanza
Un zumbido
y calma





sábado, 17 de diciembre de 2011

Te quiero... yo también te quiero



Te quiero...

soledad carcomida por necrófagos gusanos
vísceras lánguidas con peristálticos espasmos
sentimientos de herrumbre socialmente atenazados
cúmulo de pensamientos sépticos, exprimidos y enlatados

...yo también te quiero


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Amor de porcelana



Quizás pueda sonar algo superfluo, pero en casa estamos encantados con nuestro nuevo plato de ducha de 3x3 palmos, aunque siempre quedará un vacío en mi corazón por el viejo plato roto. Puede antojarse algo pequeño pero es perfecto, algo así como hecho a medida para un puñetero piso de protección oficial de hace 45 años. Es un lindo pisito versión "cajita de cerillas" como dice mi tía Amelia. El piso mide unos 40m2. Desconozco si esto incluye los balcones, el trozo de patio interior, el rellano de la escalera y la jaula del pájaro pero, seguramente si.

Hace unos meses, empecé a arreglar el techo del baño, carcomido por unas antiguas goteras que provenían del piso de la vecina del cuarto. Cada vez que estaba gustosamente acomodado en mi diminuto trono expresando mis quehaceres cotidianos, por una extraña razón que me persigue continuamente, la puta "ley de Murphy", la señora Paca tiraba de la cadena y las goteras actuaban a modo de tortura china con un rítmico, gota a gota, encima de mi cabeza.

Aunque suene surrealista, había llegado a aguantar con la mano izquierda un cubo de plástico sobre la cabeza mientras hacía mis quehaceres, acompasando la Cabalgata de las Valkirias versión libre para instrumento de aire. Podría ahorrarme decir a que olía aquella corrompida mixtura de los dioses. Siempre he pensado que tuve suerte de no haber padecido algún tipo de psicosis místico-religiosa, que me hubiese llevado a beber el pútrido y fétido elixir color caramero.

Mi vecina acabó muriendo la pobre, hace algunas semanas. Resbaló con unos restos de pescado en el Mercado. Cuando me enteré de lo sucedido, no pude evitar imaginármela rebozada entre sardinas, chipirones y tripas de boquerones; por cierto, mi madre hace unos boquerones en escabeche que están para chuparse los dedos, pero eso es otra historia.

Al día siguiente, cuando baje a la calle, los vecinos habían colgado un cartel anunciando el sepelio, y por esas vagas asociaciones de la mente, me fui dando cuenta de una importante repercusión derivada del trágico suceso: se acabaron las mañanitas de Pantoja y Rocío Jurado a toda leche. Fue casi una revelación. La señora Paca era medio sorda la pobre (que en paz descanse-mos).

Para realizar mis pequeñas obras utilicé Pladur, Aguaplast y unas manitas de pintura plástica (como la vida misma), pero al desmontar un falso techo de planchas de escayola de 5 centímetros de espesor,  la última jodida plancha se me escapó de las manos y fue a caer encima de mi viejo plato de ducha. Me repetí una y mil veces... "la jodida ley de Murphy"

Mi querido plato de ducha tenía nombre propio... Manuela lo llamaba. Mi blanco y frío  amor de porcelana. Manuela había sido escenario ritual de antiguas pajas y amores imaginados durante mis largos años de desenfreno sexual en solitario. Mi corazón se partió en dos tras el terrible golpe perpetrado por esa última plancha de escayola en celo. Toda una catástrofe, no sólo por la trágica pérdida, sino por los tres días de varapalo técnico de mi mujer, recordándome seis veces al día durante tres largos días, eso de que "el dinero del mezquino anda dos veces el camino" (para ponerse a llorar).

Ella nunca sabrá lo que realmente representaba Manuela para mí. Había sido como mi nidito de amor secreto, mi refugio fetichista o algo así. Brotan lágrimas de mis ojos cada vez que, tras una profunda inspiración, contemplo el pequeño trocito de Manuela guardado en su cajita de madera y terciopelo rosa... y es que, cada uno goza de sus perversiones como quiere, que cojones.








lunes, 12 de diciembre de 2011

Paraísos de fuego


Soma encriptado hace tiempo olvidado
Llave oculta de innombrables ritos
Compañera invisible de fábulas y mitos

Candida ilusión que nunca ha cesado
Amable rubí de extensos bosques y prados
Cálido cobijo de gráciles orugas y enanos

Llave de Alicia en un umbral ajeno
Sombra invisible de un menguar eterno
Luz celestial de destellos de fuego

Éxtasis eterno que culmina en sueño
Enteógeno místico de ácido iboténico

Exégesis de la conciencia plena
Muscimol encantado de amabilidad eterna
Paraísos de fuego ante los ojos de este que merma
y merma
y merma
...

(para Oscar y para todos los navegantes de tierras extrañas)



domingo, 11 de diciembre de 2011

Mi sombra presente y mi cuerpo ausente


Adopto en este tránsito hacia la exposición de mis adentros
una identidad ficticia que me acompañó en amargos momentos

Pido disculpas por no mostrar más que una simple sombra
pero considero que ahora mi carcasa sobra
Carcasa social, heredada y fabulada
por este quien soy, un triste mortal en la cruzada

Cruzada de vida, sobrellevada y arrastrada
salpicada de glorias, fabulaciones y miserias
Miedos sin sentido y exaltaciones desmedidas

Sombra que es más de lo que mi rostro expresa
Sombra que es más de lo que mi nombre reza
Una simple sombra de un mortal en la contienda

Gusano acunado en algodones extraños
Jinete valiente de pensamiento omnipotente
Calmado plebeyo laboralmente dependiente
Una nostálgica sombra corporalmente carente

Olvido infinito de quien respiró el presente
Despojos inmundos desmembrados e inertes
Polvo en el viento y estas letras presentes
Estas son mi sombra y mi cuerpo ausente




(Para Bigmouth, amigo, poeta y artífice de todo lo aquí presente)