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sábado, 21 de septiembre de 2013

En silencio por sorpresa


Nunca dejará de sorprenderme
que el susurro del verdugo
anuncie siempre que:
"el silencio es salud"

¿Qué sería de nosotros,
si perdiésemos
esa capacidad de sorprendernos?

Tampoco,
dejará de sorprenderme,
que los silencios,
siempre
parecen ser de otros

Hoy,
sigo sorprendiéndome
por esa domesticación de la sorpresa,
por ese mirar hacia otro lado,
susurrando extrapunitivamente:
"...es que las cosas son así"

Por suerte o por sorpresa,
siempre nos rescata la esperanza,
ese sentir que estamos vivos,
escuchándonos,
antes de que nos silencien
para siempre




martes, 17 de septiembre de 2013

Luces lánguidas


Luces lucen
lánguidas lenguas de fotones
en esta estrellada noche de siniestros
y colmillos afilados

Lacustres amalgamas de sarro viejo,
colonizando los empastes de un smilodon vencido,
huesudamente yaciente
en el fondo de su sima

Luminiscentes precipitaciones de fósforo blanco
decantan sus incandescencias sobre un cadáver

Siempre le dijeron
que de turbar mastodontes cabreados,
sería presa fácil
del suicidio de los necios,
pero...

¿Quién no hubiese jadeado precipicios al borde de su extinción?

Cuando a uno se le entrega un nódulo de pedernal y un puñado de paja seca,
y luego se le pide que construya un bosque de cenizas,
como mínimo,
debería dudar...
pero...

¿Quién  no hubiese osado narrar finales en aquel poblado bosque de tragedias?

Él no dudo,
no dudo ni un segundo en saltar al vacío,
anónimamente inmolado,
abrazado al asesino de sus hijos,
al asesino de sus padres
y al de sus vecinos,
el último espécimen
de una especie dominante,
que usurpó su cobijo
y devoró la carne de su sangre
 

lunes, 2 de septiembre de 2013

Niños embetunados


Reconozco, 
que la devoción por la carcoma
me desobstruye las sienes,
aun degradándome
el solapar mutado
de la rebelión
de las células
de mi epidermis,
para airearme los desquicios
de las tormenteras,
que nunca llevan a buen puerto

Todo esto,
te lo digo,
aun siendo cansino
por indigesto,
porque es lo que acostumbra a salvar
al nudo de su cojo

El nudo
de esa deconstrucción cobriza,
que rescata tortugas de sus anzuelos,
y abandona a los locos
a la mala suerte de sus trapecios

Una deconstrucción enfermiza
que asfalta las calles y remodela las plazas,
condenando a los ancianos
a la reclusión de sus vergüenzas,
entre las cárceles de sus egos
y con sus dentaduras desacomodadas 

Una deconstrucción siempre rolliza,
que jadea la podredumbre de las corrupciones,
a la sombra de sus símbolos compartidos

Unas manipulaciones educadas
y estéticamente trabajadas,
que protruyen siempre desde el quebrar
de unas identidades parcelarias y embargadas

Porque
siempre son las mismas cosas
las que nos llevan a exterminar
por un pedazo de tierra labrada,
a morir por un peñasco de roca en la frontera,
o por un ideal desquiciado,
o por unos colores pintados sobre una tela

Símbolos
embalsamados
entre el moho de nuestros comienzos
y la vanidad del querer estar

Símbolos obcecados en asesinar futuros,
historias de niños de clases humildes,
que descelebran sus cumpleaños
en los comedores asociales
de nuestras argamasas

Niños embetunados 
de la ciega amoralidad
que recubre nuestras soleras,
que espolonea nuestros salmos valientes,
y que abastece nuestras cenas pudientes,
a la espera
de un solar sobre nuestros ombligos,
sin nuestra duramadre
guareciéndonos las meninges,
y con una Luna oscura por bandera