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jueves, 14 de mayo de 2015

Verbenas populares


La bruja de las verbenas
se pasea tremebunda
con su perro salchicha,
con la prensa,
con las prisas,
posando putona,
con las astucias de sus fugas,
por la esperanza de un voto

Mientras,
arrastra a su chucho mimado,
hasta que se caga
en el intermedio del telediario,
dejando la mierda pegada,
pisada,
amasada entre los dedos
de sus sandalias de playa,
de diamante y hueso

Impávida,
con una sonrisa de piñata implantada,
incrustada
en el trigémino de los disgustos,
de la corrupción y el hambre,
agarra su voto y corre,
corre y corre
ladera abajo,
olvidando a su perro,
al periodista comprado,
al anciano atropellado,
y al disgusto de un niño que,
asustado
llora desconsolado
por el sismo de sus gritos:

¡Abrid paso!
¡La calle es mía!