Te llamo,
y un tres de mayo
apareces desde el suelo,
con tus gafas oscuras,
barba de tres días
y aires de tunante cervecero,
caído de bruces
una y mil veces,
respirando despacio,
sin vesícula,
sin clavícula,
y con el hígado y el páncreas por los suelos
Mientras te lías un pitillo
me hablas solemne
de la niña de tus celos,
y de sus besos crecidos,
y sobre el aire de sus juegos:
que si saltando a la comba,
que si cantando y soñando sobre su boda,
mientras tú,
preocupado
sudas todas sus bromas
Que si vestida,
que si en bikini,
que si en bragas o desnuda porque,
dice que se quiere casar
entre la incerteza de la hambruna,
probando con la rueda de la fortuna,
la que nos sueña sumisos
y sin tiempo
Elaborando
desde sus patrones aprendidos,
desde la normalidad acrítica del “te sigo”,
eso que nos hace felices,
o infelices
Ahora,
perdidos entre los cuentos,
nos sabemos supervivientes
de los inocentes sustos
que se deforman día a día,
difuminándose,
con el humo de la hierba del pasado
que ahora comulga
del recuerdo de nuestras lecciones
Para David,
por el humo de nuestras lecciones
Qué hermoso.
ResponderEliminarFeliz ha de sentirse David!
Abrazo
Gracias P MPilaR por tu alentador comentario.
EliminarRespecto a David…, siempre es inspiración.… Feliz estoy yo de haberme abierto los ojos y empujarme al abismo.
Abrazos