Benito
Mi abuela Rita
siempre quiso llamarse Benita
como mi tío Benito
El día que nací
se propusieron llamarme Benitín,
por lo de Benito y Benita,
por eso de las cosas viejunas
y los propósitos de la tradición
La duda
entre el precepto atípico de la caprichosa fortuna
condujo a mi abuela a tropezar con el santoral,
para buscar el santo del día,
la nominal etiqueta
de mi futuro y mis condenas
el nombre que toca,
San Policarpo
Finalmente
quizás por la economía del registro,
se decidieron por Benito,
lo que quedó cosa bárbara
situado junto a mi apellido,
Mussolini