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jueves, 10 de octubre de 2013
Parasimpáticos
Dolor en el epigastrio
llamando al timbre de mi puerta,
a las 05:30 de la madrugada
Lacerado
por el bosquejo de una estilizada prostituta,
deformada
por la distorsión gajada
del ojo de pez
de la mirilla de mi saca,
lo que otros llamarían...
casa
Acomodando
su diminuta minifalda,
tanteando,
presbícica perdida,
con sus uñas largas de porcelana china,
el posicionamiento de sus nalgas
dentro del GMaps
Me consta que,
el cuadro vagal que se auspicia
tras la heurística de la protrusión de ano,
no se limita a un simple forzado del esfínter,
requiere del desgarrar profuso,
y de una argumentación turbada,
por no poder
¡ya!
apretar más
Diría bien poco
el observar atento
de esa hiperventilación armónica
que divisa sus alvéolos
oxigenando
a toda ostia,
músculos perianales
y todos aquellos abdominales
que se perfilaban bajo la blusa
Pulvino friso
de sección convexa
que tensa
y tensa
unos tegumentos cansados,
que sólo piden
dilatar
un poquito más
Esperando
el crepitar silente
de las yugulares infladas
de mi puto vecino elefante,
extasiado,
dentro de su cianosis fractal
Cincelando envites,
quebrantos y sienes,
edematizando
la casaca de la linfa
del puto linfático escorbuto
que hace saltar los ojos
de las baldosas blancas
de mi bidet
Putas periferias
de nuestros pericircos
Síncopes vasovagales,
de carga venosa quadrophenica,
de hambre de sexos enervados
y rudos comienzos
que nos ponen del revés
¿Qué será
de la muñequita de su novia?
...de aquella chiquilla
llorando
y gritando ensartada
en su porra homologada,
desposada
como maniquí de los traviesos?
Quizás,
ahora,
yo también lo habría abandonado...