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jueves, 30 de octubre de 2014

Supuras, supuramos


Supurar pústulas
de tropiezos,
no sorprende

Marcar terreno con solera,
con el ardil del buen quijote,
del poeta bizarro,
del revolucionario del escorbuto
con principios de estorbo,
eso me sorprende

Saber mucho o poco de lo que atormenta,
del urdirle los desaires
al prepucio del desastre,
eso parece que no importa

Lo que si me importa
es el olor amusgo de inocencias
y la mierda de siniestros
que fresan más que pesan,
desde la singularidad espesa
del buen poeta

Supuras
Supuráis
Supuro
Supuramos

El confín de los andamos
anda falto de patriarcas
de cojeras cojonudas
y de duelos dolidos
despuntando al alba de los elefantes,
de los eruditos corruptos,
de gran calibre
y pecho henchido

Viva Dios,
y que sigamos muriendo solos,
y que sus vástagos ajados
sigan reviviendo apocalipsis de cieno
entre las nubes de su cielo,
de amianto y hambre