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jueves, 6 de agosto de 2015
Terciopelo verde - II
Desde lo denso de las salas
desesperas
Desprendidas identidades
hablando de infelices finales,
y de todo lo innecesario
para tomar un pulso
Negociados
entre todo lo legislando
con muecas y a lo loco
Olvidos populares dicen,
desde el orgullo monocromo
del asociacionismo de equipo,
como en los partidos de fútbol
bien pagados
para meter un gol
Mariposa, Adoquín y su quimera...
policromos
con sus ropajes ajados,
abrazados y ciegos,
colocados hasta las pestañas,
sin calibre comedido alguno,
a chute fiero,
casi sin pulso,
blancos como el mármol céreo de añoranzas,
como el frío suelo de esperanzas
Ojos blancos,
escleróticas de conglomerados rojos
facies Buntsandstein,
piedrecitas densas
de zócalo empedrado
como algo simulando,
sucedáneo,
oxidado
Prometeos
cazando moscas,
pillando posturas imposibles
como las de a diez euros,
pero desde sus posibles,
unas pocas de a cinco,
siempre mal cortadas
con tientos vagos,
en envoltorios de papel de chicle,
de aluminio arrugado,
requemado,
con olor a menta
y tabaco rancio,
facsímiles
de clínex usados
Adoquín: ¡regálame un abrazo!
Mariposa: ¡eres épico!