Tricotar de segundos en el telar de los minutos,
contar de minutos con las agujas que marcaban las horas,
pendiente de los sustos que antes eran avisos,
deformando los recuerdos que
ahora se imbrican entre sueños truncados,
mientras se cuentan cuentos que fueron latidos,
en el trasiego
de eso que podríamos llamar despertar
Avanzando hoy
con pasos de carencia breve,
atribulado por los cincuenta y cinco saludos del cierzo,
ya no pienso mirar atrás,
siguiendo con paso torpe y resuelto agüero,
caminando sobre el lapiaz de mis tropiezos,
trastabillando por sendero del pico Frentes,
asiéndome a la caliza con las uñas rotas de mis dedos,
abrazado por el abrupto saludo de la montaña,
al abrigo del susurro de viento
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