Cecina vieja
Babear degüellos no es sorpresa,
ni desde la destartalada quijotera que sostiene tus tormentas
porque,
por erudito
raspas
Siempre rezumando cecina vieja,
denostadas falanges encofradas
y esos golondrinos tunantes de sobaco soberano
¿y tú me enseñas direcciones?
Mi camino errante lo acaparo,
lo cerceno,
y lo eructo al viento con espuma cervecera,
porque:
¿Quién desala babas viscerales?
¿Quién suspira desahogos monacales?
Por pedir,
descansa,
descansa en el descansillo de tu rinconera,
que de sustos
vamos llenos