Viento frágil,
roce etéreo
Agiles dedos
que juegan a tocarse,
a darse escalofríos
en el cálido abrigo
de un entrelazarse,
de un rozar sus pulpejos y duricias,
acariciados por parejas
durante sus infinitas esperas
Caricias de cinco en cinco,
verbena de pétalos que brotan de las manos,
que se mecen ondulantes
entre sus suspiros
y sus despedidas
Despedidas manos de emigrantes,
manos de parados,
dedos trabajados,
promesas abandonadas
y destierros prematuros
de apátridas forzosos,
en la Ignominia
de un bruxismo
que sonaba a democracia
En un imaginario espacio-tiempo paralelo, en el que si no cotizas no tienes derecho a tarjeta sanitaria. Una vinculación del voto a dicha tarjeta, excluiría a todos los considerados como "parias", siempre guardando las buenas formas del pasito a pasito, y siempre, siempre... eso sí, democráticamente, sin distinción de procedencia, credo o raza extraplanetaria...