Noche ciento cincuenta y ocho
Baldía veta
de poemas conversos
abatidos y ausentes
Tosca forma
de añorar lo no presente
Arista
del torpe anonimato
desde la moldura del poso
de un filtro atosigado
por el prosélito café
de sus domingos
Siento
no encontrar los colores
aun fumándome las uñas
de mi última cosecha
de anomalías temporales
Torpe como nunca
en estos momentos
que definen la nostalgia
de un extraño,
de una extraña
Santos
no inocentes,
huérfanos
de tus alas
Trazos inconclusos
de esbozar mañanas,
para poder sobrevivir
a las denostadas tabas
de nuestras noches