Paralizado,
por una somnolencia autoinducida,
vacío de las esencias de un pasado
ahora extraño,
me fundo en el barro del hastío
con un bostezar sin halo
Indefinido,
mutando como organismo sésil y desgarbado,
enraizando las esencias enquistadas
entre las cuatro paredes de este nicho ocupado
Anudar sarmientos de lamentos ojerosos,
ayuda algo,
pero no a sobrevivir al congojo,
ni al contagio del decidir por fin,
enterrarse vivo,
para no hipotecar el aplauso
ni la sonrisa fácil,
por un mero signo de condensación
Soñar
con una nostalgia carroñera,
sobre el anhelo
de generar unas tumorales alas transparentes,
y poder sobrevolar
el ondular cobrizo de tu cabello,
arrancando las farolas de los parques,
evitando su opacidad,
y el destello
de la puñetera casualidad,
de toparme con cualquier pedúnculo erigido,
entre tu brios y ondulares
y la presbicia mis cristalinos
Choni: ¡y tú...! ¡Empanao de la vida...! ¿Qué coño mirabas?
Manolo: Nada cariño..., el apolillar de las farolas... y tu sombra.
por una somnolencia autoinducida,
vacío de las esencias de un pasado
ahora extraño,
me fundo en el barro del hastío
con un bostezar sin halo
Indefinido,
mutando como organismo sésil y desgarbado,
enraizando las esencias enquistadas
entre las cuatro paredes de este nicho ocupado
Anudar sarmientos de lamentos ojerosos,
ayuda algo,
pero no a sobrevivir al congojo,
ni al contagio del decidir por fin,
enterrarse vivo,
para no hipotecar el aplauso
ni la sonrisa fácil,
por un mero signo de condensación
Soñar
con una nostalgia carroñera,
sobre el anhelo
de generar unas tumorales alas transparentes,
y poder sobrevolar
el ondular cobrizo de tu cabello,
arrancando las farolas de los parques,
evitando su opacidad,
y el destello
de la puñetera casualidad,
de toparme con cualquier pedúnculo erigido,
entre tu brios y ondulares
y la presbicia mis cristalinos
Choni: ¡y tú...! ¡Empanao de la vida...! ¿Qué coño mirabas?
Manolo: Nada cariño..., el apolillar de las farolas... y tu sombra.