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lunes, 19 de mayo de 2014
El tritiado progreso de las asimilaciones
Hijo,
no prodigo alcances
ni intenciones de alcanzar nada
y menos prematuramente,
solamente saludo
desde una menguante espera
por no poder atrapar algo,
algo que se tercie y que me sorprenda,
algo
que me quede al alcance de la mano,
a la de la lengua
de un camaleón famélico,
tuerto y ojeroso,
asimétrico
por la parálisis parcial
que abotargó su nervio hipogloso
Preparado,
disparando lenguas
a diestro y siniestro,
hasta atragantarse
con el atropellarse las pestañas,
y con las telarañas
suspendidas de las cortinas
Contraindicaciones de contradicciones,
y contracciones de epiglotis
por mi alergia a las pelusas
pudorosas
de los avisos
Descarada epidermis,
llena de escaras
por sus escanciadas simas
y por un periodo de semidesintegración concreto
que resplandece
desde la oscuridad de un susto
Calado hasta los huesos
por los radioisótopos,
de un periodo de crecimiento paralelo
a las pruebas nucleares del progreso
que amamantó a los terneros
y a los biberones
de nuestras infancias
Eso,
que ahora llaman cáncer,
de una generación mutada
por las iridiscencias de sus consuelos,
por sus desayunos con sabor metálico,
desde aquellos documentales
en blanco y negro
Hijo,
ahora,
sólo me queda decirte que,
la tele miente
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