Asaeteado
por punzantes falanges de reproches,
quedo perplejo
a los pies del monolito a tu tormento,
esperando un simple gesto,
un lamento que me diga que estás vivo,
vivo y coleando,
cual lobezno preparado,
reculando
por punzantes falanges de reproches,
quedo perplejo
a los pies del monolito a tu tormento,
esperando un simple gesto,
un lamento que me diga que estás vivo,
vivo y coleando,
cual lobezno preparado,
reculando
para emprender una última acometida,
arropado
arropado
al abrigo de la cálida manada,
con un último aliento de gloria,
entre la jauría de los lobos conversos
dispuestos a todo por un hermano,
antes de verle partir
hacia el merecido descanso
de los cánidos salvajes,
con un último aliento de gloria,
entre la jauría de los lobos conversos
dispuestos a todo por un hermano,
antes de verle partir
hacia el merecido descanso
de los cánidos salvajes,
entre regueros de sangre
versos
y espuma,
desde el quicio de los imposibles,
sin lamentos,
sin reproches,
siempre libres
(Dedicado al guardián de las historias, lobo herido y poeta)
La defensa del grupo versada y de que manera.
ResponderEliminarA un aullido de defender al denostado.
Un beso
Magníficos versos! :)
ResponderEliminarBesos.
Estos últimos días he pensado mucho en esto y creo daríamos la vida por nuestros poetas incendiados.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es necesaria mucha fuerza para esa última acometida, y más aún si no quieres que sea la última.
ResponderEliminarUn poema breve y directo, muy de mi agrado :)
Siempre llega el tiempo, Mothman. Nada menos, ayer, he encontrado en mi distraído caminar, un bello hongo con piel de terciopelo. Han llegado las aguas veraniegas y eso significa que ellos incubados lentamente,
ResponderEliminaren medio del silencio del bosque, nacen serenos y atentos, pero ante todo, pacientes y meditabundos.
Cuando asoman a la vida, anuncia cambio de tiempo.
Así que de alguna manera hoy en mi deambular silencioso y distraído, he contactado con un soplo de viento que anuncia vida y cambio. Quizás hable de muerte, de perdidas y caída...
Pero la vida, como el tiempo, marchará llegando. Y asomará entre la llovizna el aroma a carne que huye y sangre descolorida, incluso, para los que se irán de la manada.
este poema es una preciosidad amigo.
ResponderEliminardebes saberlo.
ahora - entre nos-
una preciosidad.
un fuerte abrazo.