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lunes, 22 de julio de 2013

Esbozos torpes


Cuando era chico,
las pesadillas se solían dibujar de rapidillo y a lápiz
Siempre destacaban como esbozos torpes de avance apresurado
Siempre como lustrosos claroscuros de carboncillo erosionado
Polvo negro amalgamado entre deditos inexpertos
Carne de pedrera
Olfato de pocero ciego
Calibrador de detonadores inestables
subastado al mejor postor

Los pringosos dacs,
les conferían algo más que eso que llaman naturalidad,
algo más que aquel empalagoso broche arco iris
que irritaba tanto la tiña de mis ojos

¡Qué tiempos aquellos!

En los que los sparrings del verdugo
sólo tenían que chupar la lona
en el primer asalto

Hoy en día,
todos aquellos esbozos torpes
se comulgan con pesadillas garrapiñadas
Proclamas negligentes sin pasmos ni pestañas,
y con los dientes incrustados en el paladar