Esperar,
y rezar
Rezar de vez en vez,
atragantándose
con los himnos de los buenos salmos
Una vez ensalado y sin entrañas,
aliñando
entre babas y tegumentos segmentados,
morando en el bisel
de una sección fina bien cortada,
sobre el cristal esmerilado
de una lámina delgada bien tintada,
analizada,
por cualquier microscopio embargado
de cualquier hospital sin tiritas,
añorando
convaleciente
las risas de sus enfermeras salpicadas,
los colédocos sin pústulas
de sus médicos ausentes,
rescindidos
casi todos
antes de poder despedirse de sus pacientes
Sumergido ahora
en el vacío de una piscina sin éter,
flotando la sin vergüenza
de la sátira de los precipicios
Postulando,
por la horadada ciencia de los sepelios baratos,
por las cronicidades ausentes
y por los viejitos desahuciados
en la eterna sencillez de sus singularidades
Relinchando dudas,
desprendiendo mudas de desinterés,
entre los surcos de nuestras extinciones en casa
Grajeados hasta las grageas,
pildorizados hasta las mareas,
continuando con la búsqueda
de nuestro esperma colilargo,
de su supurada lefa,
frisando
de tarde en tarde,
por el por qué
de nuestras listas de espera
Brindando
todos juntos:
por la posología de los sismos,
por la eyaculación retrógrada y anterógrada,
por la erección del cobijo de un diagnóstico,
por el parkinsonismo biperidenimizado,
atragantados
hasta el edema de glotis,
y porque...
los recetarios austeros de nuestras dosis,
sigan siendo
el postre
de nuestras mesas