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viernes, 28 de marzo de 2014

Al amparo de las excepciones - II


Sincera,

sinceramente

Sin cera
ni cuchillas
ni sentimentalismos corraleros

Con las manos desnudas
Desnudas no,
con guantes y sin huellas

Sincopada
psicopatía
seleccionada
de entre la polución
de nuestras
selecciones
Digo depilaciones

Exterminar a pelo
Digo
examinar,
durante el paseíllo
de los pendencieros

La excepción
del informe fracturado,
del ataviado olvido,
y del nunca más se supo

Excepciones,
por esas cosas del silencio,
y de los silenciadores

Siempre
el puto silencio,
y los putos despachos silenciosos,
y los despachados,
y las cunetas,
y los jueces perseguidos
por su condena 

De los indultos,
ni te cuento 

Francamente
huele a Franco,
a Franco y a timador,
y a hacerlo a pelo,
a colocarse y a salvarse con lo puesto,
puestos hasta las cejas

Cobardes jaurías
de impunidades consentidas,
jugando al tuerto,
al monopolizando
a la independencia de nuestras cruces, 
con los estigmas
de los estigmatizados 

Por aquí,
sigue sin haber
más amparo que el de las excepciones,
emborronando la historia,
germinal trastienda
de revoluciones sin forma