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lunes, 12 de mayo de 2025

El himno de lo mudo

 

"Orgullo de pertenencia a grupo, reprogramando individualidades" 

Ser muchos más que uno,
adornado con solapines relucientes,
con estandartes
exaltando la nobleza de un símbolo,
la revolucionaria esencia de ser borg por un segundo,
descalzo sobre el pedúnculo de los fragmentados,
un soldado termita
apostado en la entrada al nido,
embriagado
por el trajín de lo genérico de la adscripción,
idolatrando la soberbia de lo grande,
anulando la conciencia de lo poco,
pasando por alto lo irrepetible de una vida,
lo singular
enmudecido
como el silencio de un secreto,
alimentado por la egolatría


"Si me dices ven, lo digo todo"
 
susurra el confidente
ávido de buena estopa,
 
cantando como los ruiseñores
entre empeine y nudillo,
entre nudo y escoba,
enseñando a la autoridad impuesta,
el imprudente secreto del inerte arrojo
.
 
El ser muchos,
diseminado en el patio de las congojas
sobre un suelo frio y mojado,
en un mar de unos sin ceros,
de caracolas sin ecos,
carente
de los solapines brillantes del comienzo
 
"Soy como una piedra silvestre,
a la que si le das patadas se mueve".
 
Memoria atípica de soltar lo pertinente,
de dejarlo ir,
sin miedo,
y si no,
permanecer en el suelo inerte,
babeando,
decantando asperezas
sobre el agujero de lo mudo,
hasta hacerlo himno de la entrega,
del volver a ser uno,
callado,
sin solapines
sin estandartes
sin ecos
ni caracolas,
ahogado entre los ceros
de los finales,
que siempre terminan
con la superchería,
rezando por volver,
pero irse solo,
sola,
pin,
res
0



 
 

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