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domingo, 16 de junio de 2013

Sobresaltos


Elucubrar
tranquilidades diagenizadas,
estratificadas
entre las horizontales construcciones
que decantaron hacia lo cotidiano

Cimientos rencos
que dieron sentido
a los querubines turbados,
a las jamonas,
y a los jamones curados,
imaginados y estandarizados,
en los solitarios cojos
que lucieron nuestros sonrojos

Construcciones cristalizadas,
ajenas a las cizallas
que rotaron los puñales de nuestras sorpresas,
ajenas
a las fallas inversas
que quebraron la diagonal
de nuestros esquemas

Ajenos,
ajenas,
a ese abrirse de meninges al mundo
y ver las anteojeras del pollino,
mientras gira y gira el remolino
de un destino fabulado
hecho himno

Vacilantes,
defendiendo a muerte
cada auto de fe
de todo páramo de lo impreciso,
de todo anuncio de lo diferente,
de todo aquello clueco y vago,
que insinuó romper
con el "como debe ser"
denso y atorado

Vacilantes
siempre,
frente a ese esquivo entuerto
de deslizar gajoso,
aunque ya estemos calados hasta los besos

¡Bastardos quiebros del destino!

Escuetas cábalas
de asombro torpe
que enmudecen el silencio,
que erosionan los anises verdes,
desgajados de su cogollo univerbal,
desgajándonos a nosotros mismos
con espasmos de inercia infusa,
con el desvelo
de una inocencia acostumbrada,
insomne,
quebrada y muda
por lo que simplemente
acabamos llamando,
sobresaltos