Desahuciado
con las bisagras arrancadas del umbral a mis abismos,
una vez consolidada la inocencia de mi espera
en un horizonte liquido que ahoga mis malsanas ganas de huir,
dibujo sueños con los dedos de mis manos desnudas
en el etéreo barro de las ilusiones perdidas,
inmerso en una consternación infusa
que me ahoga,
que me evoca suspiros de azufre y cal viva
por el desgarrador quiebro de un proyecto sin nombre,
por la irreverente trayectoria tangencial que me arranca el alma
arrojándola a unas llamas de inconmensurable incandescencia fractal,
amalgamadas en el vertedero de los desconsuelos proscritos,
mientras espero entre cartones apilados
el inicio de un nuevo amanecer,
al calor de un nuevo Sol,
en el nuevo paradigma existencial
del neocapitalismo tecnocrático
y su extremaunción diseminada,
su inhumanidad planificada,
el mismo día que se anuncia
una nueva biografía
de Hitler