Páginas

jueves, 18 de octubre de 2012

Segundo plato



«El Leviatán deja un rastro brillando detrás: se pensaría que la

profundidad ha encanecido.»


Libro de Job


Discurro por callejones sin sentido que me llevan a ninguna parte, perseguido por una desvirtuada obsesión por encontrar al Leviatán, la encarnación del mal moldeada por el Creador. El Creador de nuestras dichas y de nuestras desdichas y de esta enfermiza obsesión que me corroe desde siempre. Una obsesión que no cesa de espolonear mis imposibles, de liberar mis dependencias, de trastornarme hasta devorar mi propia carne en la última cena de nuestro Armagedón. El Armagedón de nuestras crisis. Devorado como segundo plato del menú: salteado de Leviatán, Behemoth y Ziz, acompañado de finos vinos y de la total indiferencia por nosotros mismos, en la anunciada cena de nuestros sinsentido.