Páginas

sábado, 28 de enero de 2012

Ojos de gato


Cálido
dormitar
dominguero
Abro los ojos
y veo
como se desmoronan mis manos sobre la mesa,
dedo a dedo,
grano a grano
Se deshacen como un terrón de azúcar bajo la lluvia
Quedo paralizado
pero no me asusto,
mientras una tensión me agarrota la nuca
y un tenso hormigueo me recorre el cuerpo
Sigo mirando,
perplejo,
con una condescendiente catatonía
y una incredulidad torpe de cristiano no practicante,
cuando se me caen los ojos de las órbitas
rebotando contra la mesa
hasta llegar al suelo,
rodando y rodando
mientras todo me da vueltas
Uno de mis ojos
se detiene observando el techo,
viéndome a mi mismo
deshacerme sobre mi asiento
El otro,
mi ojo vago,
ha quedado trabado por una pata de la mesa,
manteniendo un ángulo paralelo al suelo,
contempla como colapsan los despojos de mis piernas
entre las patas de la silla
Cómo se deshacen mis rodillas,
sobre lo que queda de los pies
y ese montón de escombros y polvo
que ya no se sabe lo que es
Sigo oyendo mi voz,
me oigo a lo lejos
allá arriba,
en un espacio etéreo
entre la silla y la mesa,
pero no me veo,
no me siento,
soy polvo de mesa,
polvo de suelo,
polvo de aire.
Segundos de confusión
y una extraña sensación de gusano
empalado por un niño con una caja de cerillas,
cuando un dulce maullido me retorna a mi mismo,
a lo que aun creo seguir siendo
Es el maullido de Don Gato,
mi gato persa de nariz chata
pelo largo azulado
y ojos rojos,
Lo llamo
pero no me ve
Se acerca elegante
con un grácil acompasar de patas,
la cola estirada como un plumero,
y esa mirada juguetona y traviesa
preludio de planes perversos,
cuando empieza a arañar el polvo
y a rebuscar entre mis restos,
ronronea con circulares gestos,
se agacha
y mea,
quieto,
muy quieto
Una cálida caricia fluye por mi cara,
por mi pecho,
por todo mi arrastrado cuerpo,
cuando el educado minino
rasca para cubrir sus desechos
Lo riño,
y escucha,
estirando las orejas hacia delante
pero sigo invisible para esos ojos tiernos,
esos bigotes
y ese lindo pelaje
Con una agudeza felina
descubre mi ojo izquierdo
Agazapándose con sus patas traseras
se lanza contra mis restos
atrapando mi ojo entre sus dientes
y llevándoselo como trofeo,
Siento que este es el fin,
cuando lo coloca junto a otros objetos
Yo conozco esos otros ojos
ojos vidriosos de profundo iris negro,
son los ojos de Ana
mi amada
morena
ahora
arena
Grito
y vuelvo a gritar
pero ya no me oigo
somos sólo restos
solo arena
ojos
Cuna de gato persa
Nido de ojos secos
Triste final nos espera,
aunque pienso
que peor será
cuando el gatito
descubra mis huevos






(somos polvo y en arena de gato nos convertiremos)