Páginas

jueves, 12 de enero de 2012

Sueños de una iguana rosa



Brisa,
viento,
soplido silbado en trémulo siseo penetrante
por la hoja de un ventanal mal cerrado
Inspiro,
y me pierdo
en vendavales de partículas de feldespato y cuarzo rosa,
arañando una noche estrellada,
atemperados por amores olvidados de iguanas marinas
de ásperos cuerpos escamosos
y desafiante gesto
que restan impávidas los envites de las olas,
asidas a mi espalda con sus garras
y palmípedos dedos,
mirando por encima de mi hombro
el acantilado de mi poblado pecho,
mientras sueño,
acariciado por sus sinuosas colas,
en ser trozo de roca degradada por los elementos,
consumiendo mi arrastrada existencia
y erosionándome hasta los huesos,
para ser arena de de río,
abandonando mi desmembrado cuerpo
en caótico migrar
por rápidos y cascadas
Sedimentando mi torturada alma
en meandros y barras,
y fundirme en las curvas de tus costas
junto a un grupo de estromatolitos despistados,
en una orgía de carbonato cálcico y oxígeno,
adoptando forma de taburete truncado
esperando que el abrazo cálido y sincero de las olas

me arranque la pena cementada
por esos pequeños seres sin ojos,
a los que sólo les debemos la vida
,

y deshacer mis adentros
en barro,
amasijos de cal
y soplos de 
dióxido de carbono liberado,
para ascender

hasta fundirme con la Luna de tus ojos
y hacernos piedra luna
en un mar iridiscente
de polillas y luciérnagas taciturnas
revoloteando sobre la cornuda cabeza
de una iguana rosa,
impávida,
orgullosa,
de ser hoy sueño
de este trozo de roca


(Para yguana rosa, inspiración versada para esta roca)