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sábado, 11 de febrero de 2012

El pringao miope de la última fila

Escribir
poemas...
No soy poeta
Al decir poeta,
se dibuja una sonrisa de idiota descubierto
en mi cara,
una de esas condescendiente
con el grado de estupidez
que despierta un geosinclinal invertido,
porque no soy
ni tan siquiera aprendiz de poeta,
simplemente,
no soy
Es sabido
que siempre odié las letras
y esas clases de literatura soporífera,
con sus pelotones de fusilamiento de cara a la pizarra,
y mi profesora doña María,
astuta y perspicaz,
una auténtica zorra 
en aquel corral de pupitres de fórmica verde,
tallada a mano a golpe de alfiler

Aquel ofidio del verbo
siempre tenia una frase ingeniosa en la boca
mientras te ridiculizaba frente a toda la clase,
con su empalagosa elocuencia,
porque
por aquel entonces,
uno no se enteraba de nada,
desde aquella última mesa de la esquina
adjudicada por decreto
Porque hablaba en clase
me decía
Cómo no iba a hablar
si no veía la pizarra
Con el tiempo
descubrieron que tenía miopía,
y por aquel entonces no llevaba gafas,
era el típico pringao miope
de la última fila

Cada vez que le soltaba alguna escusa
que se me antojaba irrefutable,
me replicaba sin pestañear:

"Te conozco bacalao
aunque vengas disfrazao
y con los pies mojaos"

A lo que siempre le seguía un castigo
por presunción de culpabilidad

Por más que lo intento,
no puedo olvidar sus sentencias,
sus sonetos de Lope de Vega
y todas esas otras rimas
que tengo incrustadas en mi lóbulo occipital izquierdo,
de la misma manera
que no puedo olvidar cantar la tabla de multiplicar del uno
¿Cómo voy a evitar las rimas, si me riman hasta las ideas?

Aquellos
eran otros tiempos en las aulas
Mi profesora,
acostumbraba a fumar en clase,
a repartir collejas si te pillaba hablando
o si creía que hablabas,
y a suspenderte con un cuatro coma algo
Siempre!
Se conoce
que la agonía,
fija más que la muerte súbita

Ahora
que ella ha muerto,
la recuerdo con una mezcla de nostalgia
y de odio en almíbar,
debido quizás
a lo que se ha dado a conocer como Síndrome de Estocolmo,
que no dista mucho
de hacerse colega del matón de clase
o someterse al macho dominante de la manada,
llámese gorila espalda plateada
o profesora de literatura,
en una sociedad
en la que las ostias
formaban parte del curriculum escolar
Puro instinto de supervivencia
de los débiles frente al poder
Una variedad coloquial del término
describe lo que es el típico pelota

Cuando terminé los estudios de EGB
Mi profesora se reunió con mis padres y conmigo
en septiembre,
como siempre,
para decirles que el pobre chaval,
o sea,
yo,
no servia para estudiar,
que quizás
estudiar un oficio sería la mejor salida
Mientras mi orgullo de adolescente descarriado
crecía y crecía en mi interior
como la molleja de un pollo con un compresor metido por el culo
inflándose mis yugulares
rechinando mis dientes
pensando para mí
que esa tía 
se había propuesto joderme la vida
Por suerte,
la enculturación de mis viejos había sido la tradicional,
la de querer enviar a los hijos a la universidad
para hacer algo bueno,
sin tener ni idea del que

Finalmente,
estudié a la vez Formación profesional y Bachillerato,
luego vinieron el COU
y la Selectividad,
que aprobé en septiembre,
como siempre
Una vez en la universidad
me gusto tanto...
que uno de mis hobbies
ha resultado ser
el coleccionar carreras universitarias
No se para que,
pero amontono los títulos en un tubo
Quizás es una reminiscencia de ese orgullo atragantado,
que brotó aquel último día en el colegio
Quizás forma parte de la programación
de toda una generación sin expectativas de trabajo,
la generación del baby-boom
Sea lo que fuere,
me pagué los estudios trabajando
en una modesta primera profesión,
que me lo dio casi todo
Poco después
conocí a Bigmouth
entre una infinidad de historias para no dormir
en aquellas noches delirantes de locura medicalizada
hasta que un día nos dieron el alta del Olimpo

Por aquel entonces
el viejo Mariné-ro
me descubrió al Gran Lebowsky
esa película que admiras, Chatnoir,
a Jim Morrison
y aquellos viajes estelares
de los que él aun no ha vuelto

Durante mi deriva formativa por la universidad
aprendí cosas como que:
- el sacarse una carrera era una cuestión de tiempo,
junto a unas mínimas capacidades
A más capacidades más fácil
- que no siempre el primero de la clase tendrá el mejor trabajo
Una vez se alcanzan unos mínimos,
es mejor conocer gente
- que el tener carreras no te exime de ser un gilipollas
He conocido muchos gilipollas con carreras
- que una carrera no evita estar en la cola del paro
Hay carreras que te conducen directamente a ella
- que para ser un pedante no hace falta tener una carrera,
dices que la tienes y punto
nadie va enseñando sus títulos por ahí
Después está la falsificación de títulos,
pero esto último lo descubrí trabajando
y en la sección de sucesos de un periódico
Conocí a ese médico
por Dios!

Ahora,
haciendo retrospectiva,
no puedo dejar de pensar
en aquel último discurso vejatorio
contra mis potencialidades académicas
En aquella agonía de los cuatros y pico,
y en si esa fue la última artimaña de mi profesora
para conseguir un efecto rebote,
y espolonear así la motivación intrínseca
de un adolescente descerebrado
Esto último nunca lo sabré
pero está claro
que doña María
era una zorra astuta
Descanse en paz