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sábado, 22 de diciembre de 2012

La nana del dolido


Tiendo mi mano
a mi  migo vencido,
a mi sombra triste,
al cansado ermitaño que anida bajo las piedras de mi jardín,
fumando desolaciones y olvidando penas

Hay espacios en los que más valdría no haber entrado nunca,
pero lo hecho,
hecho está,
y no hay lugares que recuerden siempre,
ni seres que no olviden algún día

Entierra el alma de aquel espantapájaros roído,
con su saco de pulgas y sus zapatos de hoja de maíz,
y cántale al oído
la nana del dolido:

Cuna yerma
que acoges mi gesto,
arropa mi alma y el dolor que llevo dentro

Apremia tu aliento
en mi pecho vencido,
plantando coraje
y semillas olvido