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martes, 25 de diciembre de 2012

Unas Navidades diferentes


Imágenes confusas golpean mi mente
Mis padres
Mis profesores
Otra vez mis padres,
Siempre ellos,
reprendiéndome sin tregua
... y aquellos casposos policías...
¡Pero si sólo era un gato!
¡Un maldito gato disfrazado de Santa Claus!
... y tampoco colgó del puente mucho tiempo

¡Exagerados!
No creo que se enfadasen por manchar el limpiaparabrisas del puñetero camión,
y es que ni tan siquiera le rompió el cristal

Decidido,
pese a lo que dijeron mis padres
con aquellos sus últimos consejos,
entre los rosados borbotones de sus pechos
y toda aquella espuma blanca y sangre repulsiva
... lo he hecho

¡Malnacidos coléricos!
Mirándome siempre fijamente,
desde aquellas sillitas de mimbre viejo,
carcomidas por el tiempo,
y mohosas por sus ásperas incontinencias,
y por las visitas del abuelo
¡Qué asco!

Descompuesto,
por aquellas dos miradas descentradas,
por aquellas caritas blancas desencajadas
Alejados de toda doctrina del saber estar,
del buen hacer acompañados
en familia
Como toca unas navidades cualquiera
Calladitos y quietecitos,
desde su rincón autorizado,
confinados en su habitación
desde hace un año

Todavía aturdido,
desde el cobijo de mis lagunas temporales
exacerbadas tras mi última compulsión,
recuerdo vagamente sus viscerales despedidas
y aquellos fragmentados abrazos

¡No entiendo por qué me gritaban los jodidos!
... pero si yo...
... los...
¡Los alimentaba todos los días!
¡Malditos bastardos!

Yo les daba sus caramelitos de menta,
porque les gustaban,
y les compraba sus yogures desnatados,
los mismos que compraba mi madre
antes de encerrarla,
antes de encerrarlos a los dos,
por pesados...
...y este puto invierno que no llega
¡Que no acaba de llegar nunca!

Esta noche
me siento algo cansado,
abrumado por el satinado brillo de este curvo filo serrado,
por este presente soñado que me ha traído Santa Claus

Un Salta Claus colgado
¡Je, je,...!
Desde el puente de los progresos sociales,
de los olvidos encomiables
de la normalidad

Adormecido
por el divino silencio que me embarga,
que me acoge goloso
tras el ritual de paso de una adolescencia abandonada,
por la anormalidad estigmatizada,
dejada a su suerte por el bien común
Afilo mi nueva Spyderco Civilian (1),
la divina hoz de mis extirpadas tempestades,
de mis felices Navidades
junto a la familia

Se ven destellos de luces por la ventana
Se oyen sirenas que se acercan
Gritos desatados se oyen tras la puerta
¡Abran!

¡Policía!




(Historia de fictición, dedicada a OB, guardián de la cueva de las gemas y ebanista de Möbius