Dirijo mi descentrado sentir
Apostando por el impreciso limbo
del estar dentro o fuera del troquel
emocionalmente,
Arriesgando mi atávico desandar
indecisa
entre su cara y su cruz
Contemplo desde una consolidada incerteza,
macerada en el fondo de mi cuenco
Con la apagada bruma de mis insensatos aspavientos
Perdido
muestro mis esbozos
con mis pocas artes,
los trazos de esa sombra oscura,
poco estandarizada,
quizás no esperada?
o quizás si?
Un simple descenso de tropiezos,
de un desaprender
que cristaliza entre un volver a andar
y un darlo todo por perdido
Bloqueado por una estupefacción
que algunos hemoglobinan sin tregua,
algunos otros en suicidio
y otros
en esa divagación instintiva
que les lleva a huir,
física o mentalmente,
a huir de ese pasado presente
incinerado para siempre
Pero algunos otros,
implosionamos hacia nuestro centro
desde el sarcasmo taciturno
que fermenta en nuestras noches de insomnio,
entre el humo blanco que discurre por el techo,
hasta llegar a la introspección
mirando la carta de ajuste,
sopesando las alternativas al programa
que nos decora la sesera
y da sentido a nuestro hacer
Permíteme,
mi amigo,
mi compañero casual,
mi amado poeta,
decir lo que me venga en gana,
lo que me salga del pedúnculo de mi sarna,
porque no hay mañana sin presente
y yo me reconstruyo ahora,
desde mi imprecisión,
desde mis inconsistencias descosidas,
desde ese querer y no poder
que no me importa nada,
porque nunca pretendí nada más
que poder eructar mis indigestiones,
para seguir vivo
un día más