Páginas

martes, 27 de marzo de 2012

Oscuridad candente


Ciego,
contengo mi estigma silenciado,
vertebrado por la ausencia de tus luces zodiacales,
 ciego a las virtudes interoceptivas que rebosan tus lamentos,
porque ya no tengo corazón,
ni hígado,
ni estómago,
porque estoy hueco por dentro,
relleno de flujos piroclásticos candentes
que discurren turbulentos,
por el valle de tus sombras proyectadas
sobre las paredes de mis miedos,
porque tampoco albergo esperanza alguna
de volver a verte discurrir entre las piedras de mi lecho

Quebrado,
en una zona de cizalla que me rota a destiempo,
desgrano mis miserias trasnochadas
hasta hacer milonita de estos versos,
opacos,
de contenida furia alquitranada

Esta noche,
rebosante de las costumbres de los necios,
decanto mis nostalgias ya caducas
hasta hacerlas luz de llama,
con un brote de fuego de San Telmo
de azulada incandescencia,
de místico sosiego,
entre una oscuridad que exalta
la luminiscencia de este fuego,
candor fluido,
mi lamento