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domingo, 31 de agosto de 2014

Asociaciones dispersas


Y ahora… ¿Dime la verdad…? 

Pregunta sable,
de las que le abren a uno el coto de las infancias,
ese inquieto calibrar
que siempre aconseja dar una buena respuesta,
una respuesta cobarde y miserable
pero buena de cojones,
una de esas que lo dejan a uno allí donde quiere estar,
en ese rincón
donde la compostura personal
pesa más que la bruma de las asociaciones dispersas,
y que el ser libre
de uno mismo